martes, 15 de enero de 2013

Otra vez de vuelta

Que no!!! que no me he muerto, solo he estado un poco desaparecida y pongo "un poco" por poner algo porque la verdad es que he estado totalmente missing desde octubre dando botes de un lado para otro cual pelotilla de goma de los chinos.
A ver, os cuento; a principios de octubre estuve en Lyon, en el LDoll, impresionante aquello, pero muy pequeñito, despues llego la fecha mas esperada del año; mi cumpleaños!!! (por supuesto, que os estabais pensando? XDXDXD) y luego ya.... en Noviembre, mes de los salones, como todos los años me escape al Salon del Manga de Barcelona (que... buf ya os contaré, el sitio al que lo han movido ahora es enorme) y tras un par de fines de semana de descanso y relax... Salones de Comic y Manga correspondientemente en Getxo, currando como una campeona! para ponerle la guinda final con las Navidades (que poco me gustan a mi esas fechas) que por suerte ya han pasado y vuelvo a tener algo de tiempito libre para compartir con vosotros mis paranoias y mis tonterias varias.
Asi que en breves, este fin de semana espero, me pondre con mi nuevo apartado de... Yo estube alli, y os pondre al dia de todas las frikadas, chorradas varias y fotos monosas kekiles que os habeis perdido mientras tanto, porque... hasta la familia resinera ha crecido.
Un saludito y gracias por seguir asomandoos por aqui de vez en cuando.
Besitos!!!

domingo, 30 de septiembre de 2012

Hansel & Gretel

El viernes bicheando por el foro europeo me encontre con que se habia abierto un concurso de fotografia tematica, el tema? cuentos de hadas. Lo primero que pense fue... mmm toma ya! facil y sencillo, la Bella Durmiente, pero en cuanto fuy a sacar la camita de la vitrina no me di cuenta de que tenia una bolsita de chuches de fimo que para mi fantastica sorpresa estaba abierta y esparcio todo su contenido por el suelo, entonces se me encedio la bombilla; y si la hago de Hansel y Gretel? y...





Espero que no os haya entrado mucha hambre ^^, gracias por mirar!!!

No cierres los ojos Cap.3

Bueno, bueno , aqui va la tercera parte, no se si alguien estara siguiendo esta historia a traves del blog pero... yo por si acaso actualizo ^^




Cap.3 Sangre y Arena

27 años antes…
Más allá de los empinados riscos de Nell, casi como marcando el centro mismo del ardiente horno que era el desierto de N’tuin, se levantaba majestuoso el Santuario de Astale, Templo de las Lunas. Sus paredes de negra obsidiana pulida lanzaban destellos con los primeros rayos del sol de la mañana dando la sensación de falsa paz ya que en su interior en estos momentos se estaba viviendo una autentica batalla, o mejor dicho una masacre.
Años atrás Astale había brillado no solo por sus oscuras paredes negras casi cristalinas si no por haber sido un punto de peregrinación y encuentro al que las gentes de todo el continente venían en peregrinaje para honrar y venerar a la diosa de las Lunas y a su sacerdotisa ofreciendo ricas dádivas, pero con la ascensión de la última de las sibilas algo había empezado a ir mal, los rumores de extrañas desapariciones y de ritos extraños y sangrientos habían asolado y desfigurado la fama de aquel lugar hasta convertirlo en un punto negro a evitar en el mapa de todo viajero, mercader o peregrino que se aventurara por esas áridas tierras.
Las Sombras del Sumo de N’tuin habían entrado en el Templo de las Lunas a fuego y espada, el ocre olor de la sangre se mezclaba con el del incienso. Se oían los gritos tanto de mujeres como de hombres, los adeptos trataban de impedir la entrada de los soldados-sombra sin éxito, a pesar de ir armados hasta los dientes, caían a los pies de la élite del ejército del Sumo, que iba avanzando dejando solo cadáveres y gemidos agonizantes a su paso.
El propio Urgas, Sumo de N’tuin, encabezaba la ofensiva, dando órdenes y movilizando a sus sombras. Su intención era clara, acabar de raíz con el influjo retorcido de la Sacerdotisa de las Lunas y que aquel lugar santo volviera a ser un lugar de paz y culto, no una maldita cueva llena de adeptos enloquecidos de un culto prohibido y pervertido  por las ansias de poder.
El sitio duró hasta el anochecer, los últimos sectarios quedaron cercados impidiendo el paso hacia los interiores del templo. En un último intento por impedirles el paso y acabar con la amenaza de los invasores vertieron aceite y prendiéndolo fuego levantaron una barrera de llamas, el calor era abrasador, pero eso no achicó a los soldados-sombra y aun menos al Sumo, que con un leve gesto hizo que las llamas se cristalizaran para después romperse en un millar de pedazos brillantes y finalmente desaparecer.
De nuevo el silencio inundó el interior del templo, unos a la espera de órdenes de Urgas, los otros por simple desesperación.
–Rendíos- la voz del Sumo parecía rugir a pesar de no haber gritado, la reverberación de las paredes y el extremado silencio hizo que su voz se sintiera como un trueno en una tormenta haciendo temblar por un momento a los insurgentes- No os prometeré clemencia, pues no la merecéis, pero si os daré un juicio justo.
– ¿Rendirnos, clemencia?- se carcajeó el que parecía el líder de los adeptos que aun quedaban en pie–Nosotros no te rendimos pleitesía, solo la Dama Zuora puede juzgarnos, ¿Por qué retrasar una muerte que tu nos impondrás cuando nosotros somos libres de elegir ese camino por nuestro propia voluntad?.
Dicho esto y ante los atónitos ojos de las Sombras y de Urgas  el hombre cogió un puñal y se abrió una herida en su propio cuello, la sangre empezó a manar a borbotones mientras el caía al suelo con una extraña sonrisa en el rostro desfigurado por la locura siendo seguido por el resto de sus secuaces. Ahora el camino parecía estar definitivamente despejado.
Urgas suspiró, una ola de ira y rabia invadía su mente, se llevo las manos al rostro retiró el sudor de su frente.
–Señor esperamos ordenes- le dijo uno de sus Sombras con una rodilla hincada en el suelo e inclinando la cabeza en señal de respeto.
–Sacad fuera los cadáveres y quemadlos- le contestó su amo sobándose molesto el puente de la nariz mientras fruncía el ceño, ahora quedaba lo más complicado encontrar a la maldita bruja que había causado todo aquel caos.
–Pero Señor-casi suplicó- No puede ir solo, ella…
–No iré solo-le cortó- tu y otros tres vendréis conmigo, el resto que se ocupe de la limpieza, esto es un templo no una morgue.
Los soldados-sombra inmediatamente se movilizaron en varios escuadrones obedeciendo las órdenes de su superior, mientras que el sumo con su guardia de cuatro penetraba en el laberintico interior del templo. Sus pasos resonaban haciendo eco por los pasillos de techo bajo, agachados con una tea iluminando el camino, se encontraron con un par de mujeres, una estaba muerta, la otra agonizaba mientras echaba espumarajos mezclados con vomito por la boca, alzo los brazos pidiendo ayuda al ver a los hombres, pero cuando llegaron su vida ya se había apagado. Esta vez no parecían haberse sacrificado por gusto, tenían marcas de ataduras en las muñecas y los tobillos y sus ropas estaban hechas girones, una de las Sombras se agacho y le cerró los ojos a la mujer.
– ¿Pero qué locura es esta?- Preguntó sin esperar respuesta alguna.
El sumo poso una mano en su hombro y le hizo levantarse –Déjalas, sigamos- ordenó.
El resto del camino fue relativamente tranquilo, aquí y allá aparecían nuevas “victimas”, algunas maniatadas, otras parecían haberse liberado y haber caído durante su huida, trataron de ignorarlas, pero a cada paso, con cada nuevo encuentro su ira y su nerviosismo iban creciendo.
Tras el último recodo llegaron por fin a una gran sala, el gineceo de templo, allí donde se guardaban los mayores secretos, donde se habían producido las mayores atrocidades. Había un estanque y en su centro Urgas sabía que se encontraría ella, Zuora, la Dama de las Lunas, culpable de toda aquella maraña enrevesada y sangrienta.
La alberca era poco profunda, lleno de rabia el Sumo comenzó a caminar hacia la pequeña balsa que se levantaba en su centro, el agua apenas le llegaba a los tobillos, antes de que sus guardias siguieran sus pasos toda la superficie se incendió en llamas azules, ardientes y fieras que lamian su cuerpo, rió, el fuego no le podía hacer daño, era su elemento, ella lo sabía perfectamente, solo quería aislarle de sus soldados-sombra.
– ¡Señor!- gritó uno de ellos alarmado incapaz de acercarse a aquel infiern.
El sumo se dio la vuelta entre las llamaradas –No os preocupéis, volveré enseguida con la cabeza de esa arpía- gruñó escupiendo casi las últimas palabras apenas audibles entre el crepitar de las llamas, apretó los dientes haciéndolos rechinar intentando reprimirse, guardar la calma, mantenerse frio.
Siguió caminando, ajeno a las llamas que lamian sus ropas, su carne, sin causar ningún daño hasta llegar a la balsa. Allí estaba ella, sonriente, cubierta de sangre, a sus pies un par de niños degollados y detrás otros tantos cadáveres, sentada en su diván entretenida leyendo un pergamino.
– ¿Te gustó mi sorpresa querido primo?- levantó la vista, a pesar de su edad parecía una niña traviesa, con su pelo ensortijado totalmente enmarañado y sus ropas sucias y hechas girones –deje escapar a esos desgraciados que se negaban a darme lo que quería después de darles un pequeño banquete- sonrió- me pregunto si alguno habrá sido capaz de llegar a la salida- su risa resonó entre el ruido de las llamas.
Las uñas se le clavaban en las palmas de las manos, los puños cerrados con fuerza, el ceño fruncido, la nariz arrugada, el cuerpo le temblaba, ya no pudo aguantar más avanzó con rapidez y arremetió contra ella, un puñetazo se estrello en su cara pero su sonrisa no desapareció, y aun creció más cuando el Sumo agarro la empuñadura de su espada y la coloco en su cuello.
– ¿Estás seguro de eso querido primo?- escupió cínica, incorporándose mientras notaba la espada afilada presionando más y más contra su cuello, una pequeña herida comenzó a sangrar. Llevó sus manos hacia los cierres del vestido que callo dejándola desnuda, mostrando su cuerpo, estaba embarazada – Es tu propia ley, la que defiendes, no puedes tocarme, no puedes hacerme daño, ni a mí, ni a tu hijo- le susurro acercándose peligrosamente a su oído, pegándose a su cuerpo e intentando besarle.
– Aléjate de mi maldito demonio- gruñó – ¿Hijo mío? ¿Cómo pretendes que me crea esa patraña rodeándote de esos locos que han creído cada palabra, cada mentira con la que les has llenado el cerebro? No me hagas reír.
– ¿En serio crees que esa gentuza se atrevería a ponerme un dedo encima?- rió –ni siquiera se atrevían a mirarme a los ojos, tan maleables, tan atentos, tan fáciles de manejar, mis pequeñas marionetas– hizo una pequeña pausa- ya no recuerdas nuestros encuentros, fuiste tan apasionado… tan atento…
Urgas estalló de nuevo, una bofetada partió el labio de la sacerdotisa, pero esta no dejó de sonreír, se limpió la sangre con el dorso de la mano esparciéndola aún más, manchando su cara.
– ¿Por qué?- preguntó con voz fría – ¿Por qué lo has hecho?
– ¿Por qué?- se carcajeo ella – Por la Gema, me pertenece tiene que ser mía, tengo que controlar su poder, es mi destino, las mismas estrellas lo dicen, ser la más grande, reinar sobre todos y sobre todo, erigirme entre los dioses… tener su respeto, su miedo,  reinar sobre…
Volvió a azotarla parando su discurso,  agarrándola de las greñas comenzó a arrastrarla hacia la orilla en llamas.
– Estás loca- escupió zarandeándola haciéndola gemir de dolor – Créeme, aunque tu vida este a salvo, pagaras por todos y cada uno de tus crímenes.
Con cada paso dado el agua volvía a ser agua, el fuego desaparecía, se extinguía abriéndose hasta que llegaron a la orilla.
El silencio inundaba la sala, ya no había llamas, las Sombras miraban a la mujer desnuda con odio en sus ojos, pero por ley no podían hacerla nada, estaba preñada, eso salvaba su vida, pero no le daba la libertad. Ella seguía sonriendo altiva con una mirada de odio dibujada en la cara, orgullosa, segura de que pronto sería libre, de que pronto conseguiría aquello que ansiaba, aquello que le daría el poder absoluto para hundir bajo su yugo a aquella chusma que ahora la arrastraba como un perro hacia la salida.

OoOoOoOoOoOoOoO

De madrugada junto con la campanada que anunciaba la tercera hora se oyó el primer grito en el harem, Una mujer de cabellos verde-azulados se había puesto de parto, el dolor de las contracciones le hacía chillar, el sudor perlaba su frente, las lágrimas se perdían descendiendo por sus mejillas, las matronas confirmaron pronto sus sospechas, sería un parto largo y difícil.
En su celda Zuora rompió aguas poco  antes de la cuarta hora, su guardián se percató y dio la voz de alarma, las matronas estaban ocupadas en el Harem, aun así no dudaron ni un momento en dividirse y atender también a la otra parturienta, pero cuando se percataron de quien era por unos segundos dudaron en ayudarla. La asesina, la loca que había pervertido el sagrado culto a las lunas, que había asesinado en busca de su propio beneficio, aun así la vida que estaba en camino era inocente, era su deber asistir a aquella criatura en su llegada al mundo.
Shaska empujaba, estaba extenuada, le dolía todo el cuerpo, luchaba por mantenerse consciente, las dos matronas que la estaban atendiendo le habían dicho que el niño venia de nalgas, con cada nuevo esfuerzo veía notaba como su cuerpo se abría, se rompía, quería que todo aquello acabase, deseaba ver a su niño, ofrecérselo a su padre, jamás pensó que fuera tan doloroso. Un nuevo empujón y las matronas consiguieron agarrar al niño.
– Es una niña- la animo una de ellas –aguanta un poco más preciosa, pronto tendrás a tu hija en brazos.
La mujer de cabellos azulados en un último esfuerzo dio todo de sí, las matronas sacaron por fin a la criatura, pero algo iba mal, ¿por qué el llanto se escuchaba tan débil?, ¿Por su cuerpo estaba tan amoratado? Las matronas negaban con la cabeza, Shaska comenzó a llorar poco antes de que la inconsciencia la sumiera en la oscuridad. Cuando despertó el dolor era insoportable y su hija había abandonado este mundo sin siquiera haber disfrutado de él.
Zuora chillaba, juraba dar muerte a ese engendro que pugnaba por salir de su interior, en ningún momento se le había ocurrido al jugar el comodín que le mantuviera con vida que el parto podía ser tan doloroso. Las mujeres que le atendían a penas le dirigían la palabra, y si lo hacían, sus voces eran frías, carentes del respeto que una dama de alta alcurnia como ella se merecía, una de ellas empujaba su tripa, mientras la otra hurgaba en su interior, la cabeza de la criatura comenzó a asomar, cuidadosamente la matrona tiro de ella, desenredando el cordón que le unía a su madre y que le estaba ahogando, haciendo un gesto a su compañera ordenaron de nuevo a la “refinada” dama a la que asistían que empujara entre improperios, insultos, amenazas y promesas de asesinatos y muertes sangrientas.
Por fin el niño salió, las matronas lo recogieron y limpiaron, asustadas, el niño brillaba, una débil luz dorada rodeaba su pequeño cuerpo lloroso, agradecieron que la madre ni siquiera quisiera mirarlo, ataron su cordón tras cortarlo y una de ellas se lo llevo corriendo, tenía que informar al sumo de la gran noticia, había nacido un elegido. La otra en cambio se quedo allí con la rea, acabando su tarea.

OoOoOoOoOoOoOoO

Corrió por los pasillos, salió al patio cruzando los jardines y se adentro en el palacio ignorando a los guardias con el niño lloroso en brazos, intentaron detenerla en varias ocasiones, la luz de la criatura iba haciéndose más y más fuerte a la vez que sus lloros crecían en intensidad, pronto el resplandor también la envolvía a ella, sentía la desesperación y el desamparo del bebe en sus brazos, sus ganas de vivir, su fuerza. Rauda llegó a las habitaciones del sumo, que dormía a pesar del alboroto causado.
– ¡Solicito una audiencia!- gritó la mujer desesperada a los guardias que custodiaban las puertas de las dependencias del Sumo –Es de suma importancia, necesito hablar con el señor Urgas.
Uno de los guardias, se acerco a ella sorprendido por la luz que la envolvía y revolvió entre las mantas para ver al niño, inmediatamente dio la orden y las puertas de madera ricamente tallada se abrieron dándoles paso.
Avanzaron rápidamente por los pasillos hasta la habitación donde el Sumo descansaba. Sobresaltado por el ruido se incorporó en su cama, mirando sin entender lo que pasaba, la matrona aun iluminada se adelanto postrándose a los pies de la cama, retiró las mantas que cubrían el cuerpo del pequeño haciendo que la luz que se desprendía de él iluminara la estancia, extendió sus brazos ofreciéndoselo al Sumo.
Urgas salió de su lecho, con pasos dubitativos y cogió al niño en brazos, por primera vez la criatura dejó de llorar y bostezó calmado. Un elegido, entre sus hijos, aquello era todo un honor.
– ¿Quién es la madre?- preguntó sobrecogido acariciando la cabecita que carecía de pelo
La matrona dudó en contestar, por unos segundos.
– La caída en desgracia- contesto con voz temblorosa –Ella ni siquiera quiso verle, juro darle muerte si se lo acercábamos, yo…
– Bien, entiendo- le replicó Urgas –No te preocupes, el niño recibirá todos los cuidados que necesite y tú y tus compañeras seréis debidamente recompensadas, solo pido que esto se mantenga en el mayor de los secretos, ¿seréis capaces de guardar silencio?
– Sabe que sí, mi señor- le contestó ella sin dudarlo un momento.
– No quiero que esa bruja se entere de lo que ha traído al mundo bajo ningún concepto- el niño se había quedado dormido en sus brazos apagando su luz casi por completo, relajado y totalmente en paz, como si supiera que él era su padre y no le iba a hacer ningún daño – búscame un ama de cría, una de confianza, alguien a quien confiarías tu propio hijo, mientras tanto yo mismo me hare cargo de él.
La mujer afirmo con la cabeza y salió corriendo todo lo que le permitían sus piernas, iría al harem, allí encontraría a alguien que se pudiera hacer cargo del niño, entre las mujeres del harem había costumbre de intercambiar los niños tan pronto como estos nacían, un crio más no destacaría demasiado allí y estaría a salvo.

OoOoOoOoOoOoOoO

 Shaska estaba consumida por la tristeza y el dolor, su hija había muerto y ella ni siquiera había podido estar con la pequeña en sus últimos momentos, se sentía derrotada, sin ganas de vivir, como si hubiera fracasado, tanta ilusión había caído en un pozo oscuro. El resto de mujeres habían optado por dejarla sola en esos momentos, decían que la soledad era lo mejor para aclarar las ideas y salir hacia delante.
– Pronto tendrás otra oportunidad- le habían dicho –Por algo eres una de sus favoritas.
¿Pronto?, se sentía vacía, inservible, le dolían los pechos llenos de leche sin ningún niño que alimentar. A pesar del calor se envolvió en sus mantas y se recostó contra la pared haciéndose un ovillo mientras las lágrimas caían amargamente por sus mejillas manchando su bello rostro.

OoOoOoOoOoOoOoO

El pequeño pasó totalmente desapercibido en el harem, fue entregado a una de las amas de cría que ostentaba mayor rango, lo primero que hizo fue preguntar el nombre de su madre, la matrona negó con la cabeza ante la interrogante, eran ordenes del Sumo y como tales eran totalmente absolutas.
La mujer se hizo cargo de la criatura como si fuera otro más, hasta que a sus oídos llegaron los rumores del nacimiento del hijo de la bruja, la pasada semana habían nacido dos críos, y una de ellas había fallecido, por lo que no le hizo falta sumar dos más dos para saber de quién era el hijo que estaba criando, inmediatamente busco a la matrona y amenazándola con gritarlo por todo el harem le entregó el niño, lo mismo ocurrió con el resto de amas de cría, en aquel lugar los rumores y chismorreos se extendían más rápido de lo que podía llegar a arder una mecha. Derrotada decidió abandonar el lugar con el niño en brazos, si era preciso ella misma criaría al retoño cuando una voz paro sus pasos.
– Yo me hare cargo de él- Shaska con el pelo alborotado y las ropas sucias extendió sus brazos hacía la matrona. Está por unos momentos dudó, ¿cómo podía confiar en una mujer joven, casi una niña, que apenas llevaba dos años en aquel lugar y que acababa de perder a su primogénita para que se hiciera cargo de un niño tan importante?
– Shaska, no hace falta que lo hagas- le contesto una de las mujeres –ese crío es una desgracia, solo te traerá problemas.
– Ese niño, al que todos guardáis tanto rencor, no es su madre, el es inocente, apenas tiene unos días de vida, no os ha hecho ningún daño- tragó saliva, tenía la boca seca y el enfado iba dando forma a cada uno de sus reproches –Sois las madres de los hijos del Sumo y sus generales, ¿cómo podéis rechazar así a uno de vuestros hijos?
La matrona las miro a todas con enojo y ya decidida deposito el crio en los brazos de la mujer de cabellos azulados sonriendo al ver la cara de ilusión que esta ponía al tomarlo.
– Deberíais tomar ejemplo- hablo antes de abandonar el harem con voz bien alta –Ella perdió a su hija y tiene muchos menos motivos para aceptar el criar el hijo de otra y aun así tiene mucha más y decisión que todas vosotras juntas, si algo le pasa a ese niño, si alguien le toca, o le desea algún mal, no dudéis en que el Sumo hará correr la cabeza de la culpable.
La puerta hizo un estruendo tremendo al salir con un portazo, estaba entre orgullosa, enfadada  y feliz, inmediatamente se dirigió a informar al Sumo sobre el incidente. No tardaron mucho en desaparecer las amas de cría del harem y ser sustituidas por otras más leales y dispuestas. El Sumo mismo se encargo de mantener calladas a las viejas bajo amenazas de muerte por el incumplimiento de sus tareas.
Shaska por su parte se hizo cargo del niño que creció fuerte y sano, el crío era un terremoto alegre y vivaracho a pesar de que el resto de mujeres al principio reacias al trato con él fueron sucumbiendo poco a poco a los encantos del pequeño rubio de ojos verdes que las traía a todas locas con sus travesuras. Lo que más le gustaba era la música, podía pasarse horas escuchando a las mujeres del harem cantar o tocar algún instrumento mientras el resto de pequeños jugaban en los patios o recibían alguna lección de sus tutores, adoraba los cuentos y leyendas que Shaska le contaba, aprendía y absorbía como una esponja cada relato, cada enseñanza, cada lección que ella le daba, aprendió a leer y a escribir antes que ningún otro, disfrutaba de libros que eran aun complicados para los críos de su edad, era capaz de mantener conversaciones con personas mayores siguiendo el hilo, manteniendo el interés aportando sus propios puntos de vista, con apenas siete años fue llamado por el Sumo, estaba contento, radiante, por fin podría ver a su padre, sin saber que este había asistido atentamente a todos y cada unos de sus cumpleaños y que había estado al tanto de sus progresos. Había sido él el que le había entregado como regalo su posesión más preciada, una flauta dulce con la que su madre se había encargado de enseñar cómo hacer sonar melodías que tenían el poder de calmar penas y curar el alma, sin saberlo la música que salía de su interior tenía el poder de abrir las puertas de los corazones de la gente y sanar sus heridas.
Pronto se había descubierto capaz de hacer cosas que el resto de la gente no podía, una de las cosas que más le gustaba era ir de un sitio para otro solo con desearlo, solo con cerrar los ojos aparecía allí, también sabía que su luz no era algo común, que el resto de niños no podían hacerlo y Shaska se había encargado de enseñarle a no hacerlo en público, vale que de vez en cuando robaba dulces de la cocina con sus métodos “poco ortodoxos” y era reprendido, pero todos se lo tomaban como otra travesura mas y no le daban más vueltas a como el niño podía haber entrado en la cocina cerrada con llave a por comida.
El día llegó, su madre había preparado ropas adecuadas para la ocasión, verde, azul celeste y dorado, parecía todo un principito, un principito incomodo si, pero elegante. Shaska se encargo de bañarlo, vestirlo y peinarlo, trenzó su larga melena intercalando cables cobrizos que hacían contraste con sus rubios mechones dejándolo listo para una de las visitas más importantes de su aún corta vida.
– Madre…- se quejó– ¿Es en verdad todo esto necesario?
– Si, lo es-Contesto la mujer, el niño nunca había visto a su madre vestida tan elegante ni tan arreglada –Hoy vas a conocer a tu padre, tienes que estar perfecto.
Una vez listo le echo una última ojeada al pequeño, apartándole un par de mechones sueltos de la cara y cogiéndole de las manos se agacho y le beso en la frente.
– Hoy es el día en el que recibirás tu nombre pequeño- le dijo con una sonrisa –Es un día muy importante.
El crío no tuvo oportunidad de decir nada porque inmediatamente su madre se incorporó y tirando de su mano lo saco de sus habitaciones, atravesó el harem notando las miradas de todos en su nuca y por primera vez salió de las murallas que protegían el lugar disfrutando de las vistas, aunque todo aquello le duró poco porque una vez fuera, en el patio fue obligado por su madre a entrar en una litera que les llevaría a palacio.
– Madre…- se quejó de nuevo- podemos andar, ¿no queda tan lejos no?.
– Un príncipe no puede ir andando cariño- fue toda la respuesta que Shaska pudo darle, mientras veía a l niño curiosear entre los cortinajes de su lujoso transporte.

OoOoOoOoOoOoOoO

El sumo esperaba impaciente sentado sobre sus cojines en frente de una mesa baja llena de ricas comidas, sabía que serian puntuales, siempre lo eran, pero estaba nervioso porque ese niño era especial, había oído de sus peripecias de su madre, se sentía orgulloso del crío, era uno de sus hijos, si había muchos más, pero por este sentía algo que no había sentido por ninguno de los otros, quizá fuera por haber compartido las primeras horas del niño y haberse hecho cargo de él durante sus primeros días de vida, nunca antes había ido a ver a hurtadillas a ninguno de sus hijos, pero con el no podía evitarlo, tenía que estar allí, verle sonreír, a pesar de quien había sido su madre, con el paso del tiempo le había sido imposible negar su paternidad, se parecía tanto a él…
Uno de los consejeros que lo acompañaban en la comida le puso la mano en el hombro tratando de calmarle, no era un secreto para nadie que ese niño era uno de sus predilectos, todos estaban al tanto de su nacimiento y de lo que este representaba.
Las dos pesadas hojas de madera de la entrada de la sala principal se abrieron dando paso a una mujer y a un niño escoltados por dos soldados-sombra a cada lado, con paso decidido avanzaron hasta llegar a la escalinata de mármol negro que daba al altillo donde estaban el Sumo y sus consejeros, allí se arrodillaron en una profunda reverencia.
El Sumo, desoyendo las críticas de sus consejeros se puso en pie e inmediatamente bajó a recibir a la pareja y mandando la etiqueta al carajo se agachó junto al niño.
– Hola pequeño príncipe- le sonrió al niño alzando su rostro con la mano –Hay que ver cuánto has crecido- sonrió afable.
El niño se quedó petrificado unos segundos.
– ¿Tu?- casi tartamudeó –¿Padre?- en ese momento y de forma totalmente disimulada Shaska le dio un codazo al crío para reprenderle que hizo reír con ganas a Urgas.
– Lo siento mi amo- dijo la mujer un totalmente abochornada – este niño a veces no atiende a razones y se olvida de sus modales.
El Sumo rió aún con más ganas, para nada se esperaba que este encuentro, por lo general tedioso en el que ponía un nombre a sus hijos fuera a ser tan entretenido.
– Venid- ordenó subiendo las escaleras e invitándoles a unirse a la comida.
– Pero Señor…- la mujer vio confundida como el niño se levantaba y seguía a su padre con una sonrisa en los labios –¡Niño!-grito reprendiendo a su hijo, pero no tubo más remedio que seguirlo ella también.
La comida al contrarió del desastre que ya esperaba Shaska fue tranquila, el niño demostraba sus modales y su bien estar en la mesa cosa que alivió tremendamente a su madre, tanto ella como los consejeros desaprobaban el comportamiento de padre e hijo. Tan pronto los criados retiraron los restos de comida, la mesa y todo rastro del opíparo banquete ocurrido minutos antes fue eliminado la conversación derivo a un tema más serio, Urgas se volvió a saltar la etiqueta sentando al niño sobre el.
– Shaska, has hecho un buen trabajo con este mocoso-agradeció a la mujer que se agacho de nuevo en un gesto de respeto totalmente sonrojada.
– Señor yo…-se reprendió a si misma por dudar –Yo solo he hecho lo que una madre haría por su hijo.
En respuesta el Sumo sonrió, era agradable ver que no todas sus mujeres estaban llenas de soberbia, después miro al niño fijamente, vio que estaba nervioso, se agarraba los pliegues de la camisa y los arrugaba con sus manos, no sabiendo muy bien qué hacer.
– Y tu pequeño, ¿sabes por qué has sido llamado hoy?- le pregunto perdiéndose en los hermosos ojos verdes del crío, era en lo único que se parecía a su madre.
El niño afirmo con la cabeza –He sido llamado ante ti porque hoy es el día en el que me darás un nombre- le contesto nervioso.
– Así es, a partir de hoy dejaras de ser el hijo de Shaska para ser tú- le dijo.
Los consejeros se acercaron a él y cuchichearon entre ellos, uno se acercó al sumo y le dijo algo al oído, este le miro enojado y negó con la cabeza.
El niño les miraba intrigado, no se perdía ningún detalle, cada mirada, cada gesto, tenía que estar atento a todo, era normal, estaba a punto de suceder el momento más importante de su corta vida. Por fin tendría un nombre, no sería un niño más del harem, ya no sería solo el hijo de Shaska, por fin sería el mismo.
Su madre le hizo levantarse, se puso en pie, como le habían enseñado, espalda recta, cabeza alta, mirada decidida, pero sus manos le delataban, no podía evitar ser un saco de nervios, ahora se arrepentía de haber comido tanto, tenía las tripas del revés.
– Hijo- la voz de su padre le pareció atronadora –he estado pensándolo mucho, le he dado muchas vueltas a este momento y quiero, deseo darte un nombre especial, tan especial como eres tu- hizo una pequeña pausa –Se que eres capaz de hacer ciertas cosas que el resto no pueden, y que por tus venas corre sangre de los antiguos igual que por las mías, por eso quiero darte el nombre de Kaïen.
En ese mismo instante el aire se paro, era como si la vida misma se hubiera puesto en pausa, el niño, ahora con nombre brillaba de nuevo con más fuerza aun que cuando era un simple niño sin nombre, Kaïen, repitió una y otra vez para sí mismo, tengo nombre y me llamo Kaïen sonrió feliz e inmediatamente pensó en pedirle a su madre que le enseñara como se escribía, ni siquiera se había dado cuenta de que era su luz la que estaba iluminando la sala. En un impulso y ante la atónita mirada de su madre y de los consejeros abrazó a su padre para después agacharse en una profunda reverencia.
– Gracias padre por el nombre impuesto- al menos el esfuerzo de su madre para enseñarle la frasecita dichosa no había caído en saco roto.
El ambiente volvió a relajarse, poco después, una vez que el resplandor hubo desaparecido, Urgas alzo su mano haciendo un gesto, los sirvientes volvieron a aparecer portando una nueva mesa baja y bebidas, tanto Shaska como los hombres bebieron y charlaron mientras Kaïen estaba perdido en su propio mundo pensando en su nombre, en que TENÍA nombre.

OoOoOoOoOoOoOoO

Uno de los consejeros se acerco al Sumo con cuidado, sabía que aquella conversación levantaría su ira, pero se veía en la obligación de decírselo.
– Mi señor- intentó que su voz pareciera firme –¿Por qué no le has dicho anda sobre su madre? Sabes que siempre se le revela al niño su origen cuando se le da un nombre.
El Sumo le miró con tristeza y se froto la cara con las manos en un gesto de resignación.
– ¿Cómo puedo decirle a ese niño que su madre es una bruja y una asesina?- le preguntó –¿Y si quiere verla, conocerla, que hare yo? Está en su derecho es la ley que defendemos no podre negárselo y ella ten por seguro que intentara hacerle daño, valerse de él para conseguir su meta, el poder que tanto ansía o peor aún, matarlo.
El consejero asintió con la cabeza, comprendía las preocupaciones de Urgas, pero también sabía que aquello era un secreto a voces, tarde o temprano saldría a la luz y lo extraño es que no se supiera ya.
– Quizá tendrías que haber sido menos condescendiente con la bruja y haberla ajusticiado tan pronto como dio a luz- añadió por último.
– Lo sé, Deno, lo sé- le contesto el Urgas sumiéndose en sus oscuros pensamientos.

Fin del tercer capítulo.

Regalitos!!!

Ya ha empezado la cuenta atras, no queda nada para uno de los dias mas importantes del mundo.... MI cumpleaños!!!! y... en fin, despues de pensarlo, darle muchas vueltas y que no se me ocurriera nada para que mi chico me regalara... (lleva como un mes preguntandome a ver que quiero y yo no sabia que decirle T__T) asi que despues de descartar las Vans, ropa, musica o cualquier cachibache para la camara me encontre con esto:


Solo miraba la cabeza de Epona que habian sacado nueva y una cosa llevo a la otra, empece a cotillear en Napidoll le vi y... se me encendio la bombilla, asi que, a pesar de que no quiero cabezas rodantes y llevo mucho tiempo diciendo que nunca volveria a caer con ellas y... patapuf!!! tengo una cabecita de camino!!! XDXDXD dudo que llegue para la fecha, pero al menos esta en proceso, ya os lo enseñare cuando llegue, que tengo un cuerpo fantastico con el que espero que case a la perfeccion ^^