jueves, 19 de julio de 2012

No cierres los ojos cap.1

Aprobechando que he vuelto a empezar a escribir, que lo suyo me ha costado y he retomado la historia de mis niños de Crystal Lake Forest, os dejo por aqui el primer capitulo remasterizado y reescrito, (su trabajo me ha costado XD), a ver si esta vez consigo seguir la historia y contarosla hasta el final.

Cap. 1: El regreso


– ¡Corre!- susurró el hombre mientras le quitaba aquellos condenados grilletes que atrapaban sus tobillos –Recuerda, ve hacia el norte, siempre hacia el norte,  evita las arenas de N'tuin y sigue hacia delante, no pares de noche, nunca pares de noche, duerme de día y que la oscuridad te proteja- le agarro de los hombros y prosiguió –Se que puedes “saltar”- señalo los grilletes que el mismo se estaba poniendo, sabía perfectamente que asfixiaban su poder, su magia y que una vez fuera de aquel maldito lugar se contraerían haciéndole daño- Tras las Estepas Baldías y los picos montañosos de Rundar llegaras a un gran bosque, busca el lago, allí estarás a salvo- una mueca de dolor le contrajo el rostro, aquellos malditos chismes le quemaban –¡Vete! ¡no te quedes ahí parado!.

El chico se quedo extático unos segundos y volvió a mirar de arriba a abajo a aquel hombre, jamás le había visto antes, no le conocía, no entendía nada de lo que estaba pasando ¿acaso le estaba regalando su libertad? ¿podía aquello ser cierto?.
–Pero... ¿por qué?- miro al hombre que le había quitado sus cadenas –¿Por qué me ayudas? ¿acaso es una trampa?.

–¿Trampa?- sonrió con tristeza –¿Desde cuándo te has vuelto tan desconfiado?, te ayudo porque tú salvaste mi vida –le contesto mientras apretaba el agarre en sus hombros tratando infundirle confianza –Te debo el poder estar aquí, mi vida, incluso mis ojos, y ahora ¡vete! y recuerda mi nombre, me llamo Inderam- le dijo empujándole, obligándole a salir por la ventana de ese agujero de mala muerte Corre y se libre.

El chico no volvió la vista atrás, en un abrir y cerrar de ojos se trenzó la larga melena rubia para evitar que el pelo le molestara y desapareció por la ventana. Si le daban aquella oportunidad no la desperdiciaría.

–Adiós Shura- sonrió de nuevo el desconocido con aire melancólico mientras lo veía desaparecer en la oscuridad –¿O debería llamarte Kaïen?, no tienes ni idea de toda la gente que ha estado buscándote todo este tiempo- susurro para inmediatamente darse la vuelta y comenzar a romper cosas y a desordenar la habitación de aquel lugar maldito, tendría que fingir que le había atacado, dejado inconsciente y huido si no quería levantar su tapadera.

OoOoOoOoOoOoOoO

En su cabeza se aposentó un pensamiento “he regresado”, en su cuerpo una sensación extraña, ¿familiaridad? ¿con qué?. Tenía la impresión de haber cruzado medio mundo (de hecho casi lo había hecho), había llegado al bosque y se había internado en él,  la noche era fresca pero cálida, y avanzaba con rapidez, era extraño,  aquel lugar le hacía sentirse raro. Cerró los ojos y disfrutó del aroma a libertad, resina de pino, tierra mojada, aire limpio y fresco, era tan diferente del entorno viciado del lupanar del que había huido…

Por primera vez desde que tenía memoria se sintió libre, comenzó a dar vueltas sobre sí mismo mirando al cielo estrellado y con una sonrisa en los labios hasta que cayó al suelo de rodillas y sin saber muy bien por qué, lloró aliviado, secándose las lagrimas con el envés de la mano recordó “ve al lago, allí estarás a salvo”. Suspiro hondo y siguió su camino, sentía que estaba tan cerca, tan cerca…

Despuntaba el alba y era mejor ocultarse, estaba seguro de que habían soltado a los perros detrás de él y por mucho que el hubiera “saltado” asegurándose así de poner cuanta más distancia entre ellos mejor, se sentía inseguro, no podía evitar tener miedo, no quería volver, cuando era más joven había intentado escapar un par de veces y si le volvían a cazar tenia la certeza de que está vez no saldría tan “bien” parado como las anteriores.

Se alejo de los caminos y se internó en la espesura, en una arboleda bastante cerrada, comió lo que pudo encontrar y con la hojarasca se arreglo un colchón  mullido en él que descansar, por primera vez en mucho tiempo su sueño fue profundo, sin pesadillas ni sueños, solo un relajado y oscuro sopor del que despertó al atardecer. Elimino cualquier prueba de su presencia y continuó su viaje, hacía varias semanas  que había huido, ya no sabía a ciencia cierta cuanto tiempo había pasado, había perdido la cuenta, pero sabía que nunca había llegado tan lejos, nunca creyó poder hacerlo realmente, hacía tiempo que daba por perdida toda esperanza, pero está vez parecía que lo iba a conseguir, aun así no quería confiarse.

Continuo la marcha, en ocasiones, cuando la visibilidad era buena “saltaba” asegurándose de que su destino estuviera visible y despejado de obstáculos, por unos momentos recordó la vez que había utilizado eso para intentar escapar, así se había ganado los malditos grilletes, no tenían cadenas pero absorbían su fuerza, su magia, lo dejaban totalmente anulado, apagado, parecían adornos, bonitas tobilleras, pero en realidad no eran más que una cadena que le ataba a su jaula y le obligaba a estar quietecito y ser sumiso.

Al cuarto día, a lo lejos en el cielo se empezó a ver un resplandor azulado, paró por un instante, el sentimiento extraño de familiaridad regresó, sintió calidez, aquello le asustó, pero su curiosidad fue aun más fuerte y sin poder evitarlo sus pasos le llevaron hacia la luz, hacia el lago.

El paisaje era impresionante en ningún momento había podido imaginar algo como aquello y desde luego no estaba preparado para lo que le mostraban sus ojos, cuando los arboles se abrieron, pudo ver la gran extensión de agua iluminada por la luz de las lunas y por una imponente aguja de cristal azul que brillaba coronando la isla que se encontraba no muy lejos de la orilla, dándole al lugar un bello resplandor azulado, más allá se veían las luces de una pequeña ciudad y un par de embarcaderos, pero ahora eso no le importaba en absoluto, se sentía atraído hacia ese lugar como una mariposa a un farol en una noche de verano, incapaz de controlarse, mareado por el mar de sensaciones que cruzaban su cuerpo se acerco a la orilla para poder mojarse un poco la cara, tan pronto como las yemas de sus dedos rozaron la superficie dormida del lago un millón de imágenes cruzaron su cabeza como un rayo, apretó los dientes hasta que rechinaron, sus manos crispadas ocultaron su rostro  , ¿por qué le pasaba esto?, le dolía, le dolía el alma, quería reír y llorar a la vez sin saber por qué, ¿quiénes eran todas aquellas personas que veía nítidas, tanto como si las tuviera delante?  Y de pronto… entre todo aquel barullo, el, aquel hombre, el que lo arropaba y arrullaba en sus sueños.

Todo se volvió blanco, no supo cuanto tiempo había pasado inconsciente, pero aún era de noche. Con miedo acerco de nuevo la mano al agua y volvió a mojarse la cara y de nuevo esa sensación tan familiar pero a la vez desconocida, esta vez no eran imágenes, solo un sonido una melodía. Se sorprendió a sí mismo cuando alzo la mano y con un gesto materializo una flauta, su flauta, la había creído perdida al abandonarla en su huida. Se la llevo a los labios y…

El sonido dulce de una flauta invadía el aire, el bosque, incluso las aguas del lago, ¿qué era?, ¿que podía ser? ¿que era aquello que le gritaba de aquella forma dentro de su cabeza? Hacía mucho que había olvidado aquella sensación agonizante de conocer, de saber donde estaba, de que era su hogar, pero… ¿cómo?, “no es posible que haya estado antes aquí” pensó y siguió con su música, le calmaba, relajaba su alma, despejaba sus pensamientos. Lo que no sabía era que aquella melodía había despertado algo mas, algo que había estado durmiendo durante mucho tiempo, tanto, que ni siquiera lo recordaba, un periodo tan largo como el que él había estado sin pisar aquellas tierras.

Fin del primer capítulo.

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